Hay veces en que tenemos ganas o deseos de sexo y por desgracia no encontramos a nadie o no tenemos a alguien a mano que nos venga a hacer ese "favorcito" de sacarnos la leche y por ende la calentura.
Esto me sucedió un sábado a la noche en el que no tenía programada ninguna salida por eso pedí una pizza al bar del cual soy cliente habitual y mientras esperaba al repartidor me puse a leer los E-mails de los amigos y lectores.
Estaba en mi habitación medio desnudo leyendo el correo en el cual había algunos mails muy descriptivos, los cuales me habían puesto más excitado de lo que ya estaba, tenía ganas de sacarme una foto pero no tenía a nadie que me la tomase así con la verga parada a mil y expulsando precum en grandes dosis.
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Con la calentura me había olvidado del chico de la pizza y entre otras cosas la ventana de mi habitación estaba subida y sin la cortina la cual no había corrido.
Cuando me di cuenta de todo eso ya tenía la verga tremendamente dura y cada vez me la jalaba como dice mi amigo "Moncho" a más velocidad.
Entre las idas y venidas del prepucio cubriéndome el glande levanté la cabeza y vi que entre las ventanas del edifico de enfrente alguien se movía.
Inmediatamente me imaginé que sería el muchacho que vivía ahí, un adolescente de cabello castaño que siempre andaba oteando por las ventanas a la pesca de situaciones de alto voltaje con las cuales pudiese pajearse a gusto.
De reojo pude ver como miraba y supongo que tendría los ojos pegados a mi verga la cual estaba como ya lo dije antes a punto de estallar, cosa que no sucedió porque sentí que sonaba el timbre anunciándome que era el repartidor de pizzas que me traía mi cena de ese día.
Con ese timbrazo tan fuerte me puse muy nervioso, a tal punto que la erección se me fue hasta los pies y como pude me vestí apresuradamente para ir a buscar el paquete de comida que me aguardaba en la puerta del edificio, no sean mal pensados el "paquete " del repartidor no era lo que bajé a buscar...
El repartidor estaba bueno, es decir normal pero no me aventuré a decirle que subiese para sacarme la calentura, a esas alturas cualquier cosa me venía bien en cambio le pagué la pizza y subí a mi depto. donde me aguardaban otros planes...
El chico de enfrente había apagado la luz para que no lo viese, pero supongo que seguiría mirando por la ventana o tal vez pensó que me di cuenta y por eso me había ido del alcance de su vista.
Para provocarlo más y a la vez darme placer sabiendo que tenía espectadores, fui hasta la cocina y volví a mí dormitorio con una zanahoria.
Me senté enfrente del computador y me puse a leer los mails más calientes los cuales pudiesen provocarme una erección tan dura y consistente como la que había perdido por ir a buscar la pizza.
Sobre la pizza para los que les interese saber que sucedió, les digo que quedó enfriándose sobre la mesa de la cocina esperando mejor oportunidad para ser devorada previo calentamiento en el microondas.
Me puse a jugar con mi verga mientras los mails iban dándome la excitación que necesitaba y cuando esta estuvo a punto de expulsar el semen que me provocaría el orgasmo detuve toda la maniobra y muy descaradamente me puse a chupar la zanahoria.
Con semejante espectáculo el muchacho de enfrente estaría pajeándose a cuatro manos o tal vez ya había acabado y su semen había corrido por el suelo o sobre el mobiliario de su living, pero eso no me importaba en esos momentos.
Cubrí la zanahoria con un condón, levanté las piernas dejando ante su vista todo mi culo depilado, lentamente fui acercando la zanahoria a mi entrada posterior, el chico estaría asustadísimo o a lo mejor se había aburrido de ver tanto osadismo pero yo estaba muy excitado y el morbo de saber que alguien me espiaba me hizo poner más vicioso de lo que en realidad soy.
Me recliné más en el sillón al mismo tiempo que iba sintiendo como la zanahoria iba entrando en mi orto, sin previa lubricación, solamente tenía un poco de grasitud adherida al látex del condón y eso fue todo lo que usé para que la zanahoria entrase.
Un movimiento de las cortinas delató al vecinito y me puse muy contento de que mi espectáculo no lo había espantado así que seguí metiéndome la zanahoria hasta el final gozando con cada milímetro que iba llenando mi cuerpo.
Con una mano comencé una tremenda jalada de mi verga a toda velocidad, mientras que con la otra metía y sacaba la zanahoria de mi orto cosa que me hacia provocar unos grandes gemidos de placer los cuales mi vecinito no podía oír pero bien podía verme la cara de satisfacción que me estaba produciendo esa doble masturbación.
Supongo que una paja se tenía que haber hecho y cuando me vio en esa pose tan descarada sus manos no aguantaron más y pude ver como se pajeaba ocultándose tras las cortinas de su depto.
Acabé entre gemidos, por mirar al chico de enfrente mojé todo mi pecho y mi mano con mi leche.
Para terminar el show me lamí las manos para que el chico viese que rico era lo que me había salido por el agujero de mi pija.
Apagué la luz, luego salí de mi habitación rumbo al baño para quitarme todos los restos del semen que había depositados por mi cuerpo y luego me fui a comer la pizza.
Me dormí plácidamente con la tranquilidad que da una buena eyaculación y ni me acordé más del chico hasta dos días después cuando sonó mi teléfono.
Una voz muy temblorosa y entrecortada me dijo:
-Recién hoy conseguí tu teléfono, hoy no te pajeas frente a la ventana?... Estoy caliente con la verga en la mano y necesito que alguien me de un "empujoncito".
Quise contestarle algo pero el chico se asustó y cortó la comunicación.